María Jesús Millán, una mujer de 70 años con discapacidad visual, vive en situación de riesgo desde hace 10 años, acompañada de tres de sus hijos, quienes a pesar de las circunstancias no la desamparan. Su ranchito ubicado en el borde de una quebrada atraviesa el sector Piedra Blanca en la parroquia Carlos Soublette.

Victoria González, una de sus hijas, comenta que esta perdió la vista debido a una catarata provocada por una carnosidad, lo cual no fue tratado al momento por no contar con los recursos económicos necesarios y dio paso a que disminuyera el campo visual de su madre, quien perdió por completo este sentido. Desde entonces su familia ha intentado recaudar el dinero para realizar una operación por su cuenta; sin embargo, tan solo han logrado cumplir a medias con el tratamiento que le fue solicitado, que incluso para el momento no cuenta con Enalapril.  

“Necesito que ella vea, porque ella todavía es una mujer fuerte, ahorita sufriendo la tensión, porque que ando buscando el Enalapril y no lo he conseguido porque no tengo el dinero para comprarlo”, expresó Victoria, quien asegura que su madre está en lista de espera para ser recibir atención médica en Misión Milagro. 

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La familia también lucha diariamente contra el miedo y la inestabilidad, pues cada vez que llueve, se ven obligados a tomar sus papeles y abandonar su hogar, trasladarse a un lugar más seguro con su mamá tomada de la mano por el camino de tierra que conduce a la avenida principal, incluso en un momento recibieron ayuda por parte de los vecinos, quienes hicieron una cuerda para halar a la familia en caso de alguna emergencia.

La familia González Millán hace un llamado a la solidaridad de las personas y organizaciones que puedan brindarles ayuda para mejorar su situación, principalmente a las autoridades locales, para que cedan una mejor vivienda, donde puedan ofrecer una mejor calidad de vida a su madre.

“Que la saquen de aquí, que me le den una casita, yo salgo más adelante, yo no le paro, pero mi vieja no, quiero que ella viva su vida más tranquila”. 

Por: Bárbara Indriago

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