Maribel Núñez conquista corazones con su fosforera en playa Candileja

En el corazón de Playa Candileja, en un kiosco ubicado al oeste del estado La Guaira, hace vida Maribel Núñez, una emprendedora playera oriunda del estado Sucre, que al llegar a La Guaira hace más de 25 años ha conquistado el paladar de locales y visitantes, pues se caracteriza por ofrecer una experiencia culinaria única con una variedad de platos típicos de la región, donde destaca la sopa de pescado y la exquisita fosforera, un plato tradicional del municipio, donde combina mariscos, aliños y ese toque secreto de todo cocinero.

Mary, como también es conocida, tiene claro que el amor es el ingrediente principal para todo lo que hagas, es por ello que con pasión y entrega dedica gran parte de la semana para comprar, ordenar y preparar lo necesario para brindar una buena atención y comida al cliente.

Su mayor motivación son sus hijos, pues a pesar de que una de ellas se encuentra en otro país, a cientos kilómetros de distancia, son ellos los quienes la han impulsado a seguir haciendo lo que le gusta y mantenerse de pie a pesar de las adversidades que se le presentan.

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Entre lo que ofrece además de la fosforera destaca la variedad de pescados y los típicos tostones mixtos, clásicos de las playas del país, al igual que los camarones rebozados y parrilla mar y tierra, platillos que describe como una obra de arte culinaria, aunque más allá de lo exquisito, es calidez y atención al detalle hacen que la persona se sienta como en casa.

“A los caraqueños les fascina la fosforera, me lo han dicho a mí, a los turistas les gusta, los caraqueños dicen que en Caracas nadie vende una fosforera como esta. Dicen que aquí la comen más sabrosa y es verdad, no es por nada, pero aquí se come más sabroso”, comentó Núñez.

De este modo, aprovechó de invitar a propios y turistas a probar la variedad que existe en comida de mar, en este u otro rincón de la región, asegurando que como ella hay varios comerciantes en La Guaira que se ajustan al bolsillo del visitante.

Por: Bárbara Indriago