La otrora reluciente cancha José Cafecito Martínez, ubicada frente al bloque morocho de 10 de Marzo en la parroquia Carlos Soublette, ha sucumbido al paso del tiempo, convirtiéndose en un lugar inseguro para la práctica del deporte.

La cancha, con más de una década de historia, ha sido testigo de innumerables partidos, entrenamientos y eventos deportivos, pues jóvenes de selección estadal, niños de escuelas cercanas y atletas de diversas disciplinas la frecuentan a diario.

Sus mallas oxidadas y perforadas con los años, la ausencia de techo, filtraciones en los baños, aros sin mallas y pintura descascarillada, amenazan la salud de quienes le dan uso diariamente.

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La comunidad clama por soluciones

“Hacen cualquier evento y nunca le decimos que no, pero mira como tenemos las condiciones en la cancha que cualquier niño se puede cortar con alguna de esas cerca, todo eso está oxidado y como quisiera que nos ayuden”, compartió Senay Quijales, vocera de deporte en la comunidad, quien asegura junto a otros vecinos que los entes gubernamentales han visitado la cancha y han hecho infinitas promesas de recuperarla, sin embargo, no proceden porque no está en la vía.

“Hemos visto que han reparado muchas canchas en el estado, pero a la de aquí no le hacen absolutamente nada y tenemos muchos jóvenes deportistas”, indicó Carlos Muñoz, también vecino.

La comunidad mantiene la fe en la recuperación de este espacio vital para el deporte y la recreación. La cancha, aunque no esté en la vía pública, es utilizada por cientos de personas y requiere atención inmediata.

Un mensaje contundente

La cancha José Cafecito Martínez no es solo un espacio físico, es un símbolo de la pasión por el deporte y la unión comunitaria. Su recuperación es una necesidad apremiante para el desarrollo social.

Por: Bárbara Indriago

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